Zapatero: "Nosotros, cuando prometemos, nos comprometemos"
(así empieza el prólogo del programa electoral)
Hace cuatro años, los españoles depositaron su confianza en nosotros, los socialistas.
Confiaron en nosotros como lo habían hecho desde el inicio mismo de la etapa democrática, cuando nos otorgaron la fuerza política necesaria para desempeñar un papel decisivo en el pacto constitucional.
Confiaron en nosotros como lo habían hecho a partir del comienzo de los ochenta cuando nos encomendaron la ingente y apasionante tarea de liderar y llevar a cabo la modernización que España requería para superar el atraso político, económico y social que tenía pendiente desde siglos antes.
También confiaron en nosotros por haber realizado una oposición útil, con alternativas, siempre leal y constructiva en política antiterrorista...
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GARGANTA PROFUNDA
Pepiño se fue de La Coruña asombrado por el caché que ha perdido
El "dos" del PSOE cosechó su mayor pinchazo en un acto preelectoral. Y lo más doloroso: en Galicia, su tierra natal, donde en las gradas vacías no se podía encontrar ni al Tato.
12 de febrero de 2008
Los escoltas vigilaron sillas vacías. Los asistentes al mitin se llevaron cada uno más de media docena de banderolas del PSOE. El aire corría por los pasillos del Palacio de Congresos y Exposiciones de La Coruña. Y es que, el viernes, en el mitin que contó con la presencia estelar del secretario de Organización de los socialistas, José Blanco, sobró vigilancia, sobraron banderas, y, ante todo, sobraron asientos.
Lo cierto es que el número dos del PSOE cosechó un pinchazo en toda regla y, lo más llamativo, le ocurrió en su Galicia natal. Las cifras lo dicen todo: fueron cuatro y el del bombo. El aspecto del auditorio fue desolador y las miradas de los dirigentes socialistas locales se mantuvieron a ras del suelo para evitar observar las gradas vacías, según cuentan a Garganta Profunda. Un morrocotudo fallo en la organización del acto obligó a don Pepiño Blanco a remangarse, pero tampoco fue su mejor día.
Al secretario de Organización del PSOE –pensando quizá en la ya lejana campaña del ex líder del PSM, Rafael Simancas, en la Comunidad de Madrid- sólo se le ocurrió tomar prestada a Alejandro Sanz la cantinela de "no es lo mismo" para conseguir el beneplácito de los presentes. Repitió una y otra vez la frase para elaborar una larga letanía de diferencias entre el Gobierno Zapatero y los Ejecutivos Aznar. "No es lo mismo estar apoyando la guerra de Irak que la Alianza de Civilizaciones", "no es lo mismo crecer al 2,4% que haber crecido al 3,8%", se desgañitó la estrella de la velada.
Lógicamente, el resto de oradores del aquelarre vio que las cosas pintaban muy feas e intentó también insuflar ánimos. El problema añadido es que el ministro de Cultura, César Antonio Molina, la número dos de la lista por La Coruña, Carmen Marón, o el alcalde de la ciudad, Javier Losada, no son precisamente los mejores teloneros para enfervorecer a las masas. Ni la experiencia de Losada, ni las llamadas de Molina ni el voluntarismo gritón de Marón lo consiguieron.
Acabó el mitin, asomaron los negros nubarrones, y un dolido José Blanco mostró a las claras su rostro de amargura. Se marchó herido en su ego ante la escasa capacidad de convocatoria. Lo de La Coruña fue un pinchazo en toda regla. Claro que lo fue para las siglas PSOE. Como las penas con pan son menos, los piropos y las alabanzas, al menos, de la dirección local hacia el secretario de Organización fueron abundantes.
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