26 octubre 2005
La transición en RTVE
Las líneas maestras de la nueva RTVE quedaron esbozadas por la directora general, Carmen Caffarel, en la comisión de control parlamentario de RTVE. En ella quedó claro que una de las prioridades es la recuperación de la pluralidad, a través del diálogo y el consenso. El actual Gobierno se ha comprometido a esta reforma de los medios públicos y la señora Caffarel inicia la etapa en la que se han de fijar las bases para la implantación del nuevo modelo. RTVE debe representar y reflejar sin exclusión la España plural que vivimos desde que entró en vigor la Constitución. Nos encontramos ante un desafío que demanda hace tiempo la sociedad española: hacer realidad el concepto de radiotelevisión de todos -compromiso del actual presidente del Gobierno-. Supone, pues, la profunda democratización del principal medio de comunicación de nuestro país. RTVE debe tener muchos telespectadores y oyentes, pero sin perder los fines de servicio público, esto es, el equilibrio entre capacidad comercial y apuesta por la calidad. La comunicación audiovisual es uno de los más poderosos instrumentos de formación y ocio de todo el tejido social, especialmente los más jóvenes. Así, el servicio público de la comunicación cobra una importancia trascendental no sólo en los planos culturales, formativo y educativo, sino porque además lo hace en un mercado desregulado que se rige por la lógica del beneficio económico. La transición dentro de RTVE se produce en dos ámbitos paralelos, el nombramiento de la señora Caffarel y el del Consejo para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado, conocido públicamente como comité de Expertos. La función de este consejo es trabajar con el objetivo de emitir uno o varios dictámenes sobre los que se sustentará la futura radiotelevisión pública. Es decir lograr los objetivos de: independencia, pluralidad, regeneración democrática y regeneración cultural El reto es mantener una televisión con vocación mayoritaria, pero no a cualquier precio, combinada con valores culturales innovadores. El entretenimiento y la diversión habrán de compensarse con la divulgación científica, de la misma forma que es indispensable el reconocimiento de la realidad social con la extensión de los valores constitucionales, que incluyen una moral laica, civil, moderna, plural y tolerante. Las dos cadenas de televisión en abierto, más los canales temáticos y las seis emisoras de radio del ente pueden y deben atender esta demanda diversificada, de manera satisfactoria, suficiente y creativa. En RNE el formato basado en tertulias debe ser sustituido por formatos basados en planteamientos de mayor pluralidad, con voces expertas y rigurosas para analizar la actualidad. En cuanto a televisión, se debe mantener y resaltar las diferencias entre La Primera y La 2, de forma que cada una cuente con sus propias señas de identidad. La Primera, de vocación familiar mayoritaria, mientras que La 2 debe ofrecer un sello menos convencional, como referente para una audiencia más joven y vanguardista. En esta línea, el gobierno socialista apuesta por la potenciación de series de ficción de calidad (de producción propia o externa) y el apoyo a la excepción cultural, primando la industria del cine y de la televisión de producción española de calidad. Otro aspecto a señalar es el que hace referencia a la recuperación de la programación infantil y de los espacios musicales. Pero al margen de los contenidos, el ejercicio del 2005 debe ser el de la estabilidad presupuestaria entendiendo que ésta debe basarse en tres ejes: calidad en la programación, mantenimiento de la audiencia y sostenimiento de los ingresos publicitarios. Además, de la retrasmisión de acontecimientos deportivos, potenciación de los centros territoriales y la apuesta por los informativos. Es evidente que debe mantenerse, como en el resto de los países europeos, una doble financiación: ingresos publicitarios y aportación del Estado (una de las mas bajas de toda Europa). En definitiva, un modelo de gestión y control modernizado y acorde a los nuevos tiempos. Para ello se debe garantizar: la financiación del grupo, la independencia de los informativos y una programación de mayor calidad. RTVE debe ser una entidad saneada, debemos borrar los conceptos de déficit, y endeudamiento. La sociedad exige (y lo hemos visto recientemente) que los informativos sean un ejemplo de independencia y pluralidad, un verdadero servicio público con todas las consecuencias. Y por último la sociedad exige calidad, equilibrio, rigor y contenidos que satisfagan a todos los públicos, pero que sean referente cultural de primer orden. (*) José R. Mateos Martín es diputado del PSOE en el Congreso y miembro de la Comisión de Control Parlamentario de RTVE.
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